Hace tiempo que estas dos celebridades se merecían un monumento.
Alguien ha tenido la buena idea de rendir homenaje al genio de Ibáñez, y desde la fragilidad del papel, llevar al acero a sus dos retoños. Los hijos más ilustres que ha dado este país.
Unos personajes que, junto al Profesor Bacterio, al Jefe, y a sus esperpénticas situaciones, nos iniciaron en la lectura, haciendo que nos olvidásemos de las matemáticas. Razón más que suficiente para su reconocimiento, y para el orgullo de todo el vecindario.
Ahora solo nos queda solicitar a las altas instancias, una calle con el nombre de "Rue del Percebe".