Viendo el realismo de la imagen, cuesta creer que el retrato ha salido de un aerosol, pero podemos para dar crédito de ello.
Lo inverosímil e irracional es que haya pinacotecas que cobren entrada, y galerías de arte que pongan precio hasta al peor de los despropósitos.
Al final todo es subjetivo, y posiblemente la belleza se encuentra en la mirada del otro. Pero queremos pensar que la realidad es más sencilla, por mucho que se quiera adornar.